¿Y qué me trasmite esa mirada que no me transmiten las demás?
Los sentimientos de tu corazón.
La ternura y dulzura con la cual me estás mirando.
Las palabras que dicen tus ojos; pero no tu boca;
y la respuesta de los míos... Ainss...
Eres tú y lo se.
Y salgo del recuerdo para imaginar,
dejar volar mi imaginación y por un momento
creer que todo o que veo es real.
Y aparece como paisaje un parque,
un parque cubierto por la sombra de la noche,
e iluminado únicamente por un rayo de luz de luna,
pero no un rayo cualquiera, no,
un rayo de luz de luna azul.
Es un momento mágico, y apareces tú.
Yo me encuentro sentada en un banco,
asombrada por el color y la intensidad que tiene
la luz de la luna.
Apareces y me ofreces tus manos, me levantas.
Entonces me dices: -Ven, vamos a dar un paseo-.Caminando entre los árboles, en un camino que
rodea a un lago, compartimos unos momentos de recuerdos,
de aquellos momentos en los que nuestras falsas peleas
eran motivo de risa.
Y con risas le ponemos sonido a la noche.
Ahora, te digo:
-Me gustan tus ojos por la noche, brillan más que otros días-.
A lo que tú me contestas:
-A mí me gustan mucho tus ojos ESTA noche-.
Me quedo asombrada por el tono en que resaltas
la palabra "ESTA", y te pregunto: -¿Y porqué ésta?,
a lo que tú me contestas:
-Porque hoy tienen tus ojos un brillo especial-.
Mi corazón late más deprisa y mi cabeza baja despacio,
haciendo un gesto de vergüenza.
Cuando vuelvo a levantar la cabeza y miro tus ojos,
tu mirada se clava fijamente en los míos, y sonreímos.
Entonces te pregunto:
-¿Por qué crees que tienen un brillo especial?-.
Y tú me dices: -No sé, dímelo tú-.
Me quedo por unos instantes pensando, a la vez
que te miro, y te respondo:
-Quizás sea porque tengo muy buena compañía-.
Me asientes y me dices : -Sí, seguramente puede que sea eso-.
Sin decirnos nada, el momento nos incita a que nos demos un
tierno abrazo.
Tus fuertes brazos rodeándome, y mi cabeza apoyada en tu pecho,
escuchando latir tu corazón, y te pregunto:
-¿Por qué te late el corazón tan fuerte?-.
Me miras, tiemblas, y dices:
-Será porque estás tú aquí mu abrazadita conmigo-.
Una vez recogida mi alma, que se cae al suelo
al escuchar esas palabras de tu boca, y en semejante momento,
sólo atino a responderte con un:
-¿De verdad crees que será eso?-.
Y tu respuesta: -Puede ser que sea, ¿no?-.
Entonces es cuando nos separamos un poco,
se escuchan unos suspiros, y me acerco a ti,
despacio, y despacito te doy un tierno beso
en la cara, y me despego lentamente.
Te miro a los ojos, me miras y me acerco a ti.
Siento que mi corazón va muchísimo más deprisa
que antes, y no puedo frenarlo.
Siento frío, a la vez calor, me tiembla el cuerpo
y tú estás en frente.
Te acercas despacio, me agarras por la cintura
y muy lentamente acercas tu boca a la mía,
hasta el punto en que ¡por fin!,
tus labios besan ¡al fin! los míos.
Es como un volcán dentro de mí,
-¡¿Es cierto esto?!, ¡¿De verdad está pasando?!.
La noche, la brisa fresca que roza nuestros cuerpos
en ese justo momento, y el calor de los mismos
consumiéndose mutuamente...
¡Es como si hubiese una bomba dentro de mí!
¡¡Y no puedo creerlo!!.
Nos separamos aún con los ojos cerrados,
por el miedo a si hemos cometido un error o no.
Nos miramos fijamente a los ojos durante un minuto
aproximadamente, como si quisiéramos comprobar
que a quien has besado, soy yo, y quien me ha besado,
eres tú.
Nos quedamos sin palabras y nos damos un fuerte
abrazo.
No sé si es lo que pega aquí o no, pero da igual,
se lo voy a decir.
Cojo tus manos, te miro fijamente, y te digo:
-Te quiero...-
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