domingo, 6 de marzo de 2011

Un día para pensar.


Delante de mí, la respuesta.
De fondo, la canción a piano que más me gusta.
Y en mi cabeza, todas las ideas, los pensamientos, sentimientos y emociones de todo el día.
¿Qué idea tengo? 
La idea de que a pesar de cómo ha transcurrido el día, me voy satisfecha porque he conocido una parte más de ti.
¿Qué pensamiento? 
Que las cosas se restaurarán y volverán a ponerse en su lugar, adecuadamente, para que yo pueda seguir caminando.
¿Qué sentimientos? 
Siento alivio, porque la respuesta que necesitaba, ya la he leído y escuchado.
Siento alegría porque he sacado, aún sin voz, los sentimientos de mi corazón, aunque sólo hayan sido muy pocos…  Me bastan, son suficientes, de granito de arena en granito de arena, se consigue una playa.
Pero por otro lado siento una tremenda necesidad de tenerte aquí conmigo, de estar en un sitio, al aire libre, en un día soleado, sin apenas gente a nuestro alrededor.
Contigo a un lado, con mucho verde en todo cuanto me rodea…  Y la total libertad de poder gritar, mirarte a los ojos, y decirte “¡Te quiero! “. 
Y no un “te quiero” cualquiera, sino un te quiero de corazón, de los que piensas que no te van a volver a salir, o al menos hasta que vuelva a surgir otro momento, lo suficientemente grande y hermoso como este, como para que quiera volver a decirlo.
Sin que hables, sin que rías, sólo escuchando mi voz, la cual ahora no tengo, pero no importa… volverá.
Y volverá a la llegada del nuevo sol, el sol que viene y se crece con la primavera, y a su vez hace crecer las plantas y también las flores. Ese sol despampanante que ilumina mis días en esos cálidos meses marzo, abril y mayo.
Ah…  Eres un suspiro para mí cuando te recuerdo.
Eres una sonrisa en mi boca cuando recuerdo los momentos de risa que paso junto a ti.
Eres una lágrima cuando se que no te tengo, y que no te voy a tener cuando te necesito.
Eres un cálido abrazo en mis momentos tristes y de angustia.
Eres un gran apoyo para hacer las cosas lo mejor posible y sacar de mis dotes, sino el máximo, todo lo que pueda.
Eres mis ánimos y mi aliento de fuerza de voluntad, y a la vez mi apoyo para que la tenga.
Eres un espejo de mis ojos cuando puedo mirarte muy de cerca.
Eres un compañero en los estudios.
Eres un sueño cuando mi mente sigue funcionando mientras duermo.
Eres un consuelo, el consuelo y la tranquilidad de saber que siempre hay alguien que está ahí cuando tú lo necesites, o incluso mejor, cuando no lo necesites y más te haga falta.
Eres un tierno beso, en el saludo, en las despedidas, y compartiendo momentos.
Eres mi complicidad.
Eres el complemento de mi vida.
Eres, sobretodo, mi gran y fiel amigo.
Eres un trocito y medio de luna que da una tenue, pero bonita luz, que le da la suficiente luminosidad a mis sueños, y me permite viajar y recrear en mi mente encuentros que no existen en la realidad, pero que me hacen sentirme tan feliz, que incluso cuando mi mente no la controlo yo, con esa luz que me iluminas, puedo verte…
Eres un grande y potente rayo de sol que ilumina mis días grises.
Podría pensar que eres producto de mi imaginación, de echo, cuando te conocí me parecías de mentira, incluso llegué a pensar que tú debías de hacer algo muy malo cuando yo no te veía.
A veces me pareces irreal, eres la persona con la que he soñado casi toda mi vida que aparecería, ¿y vas y apareces?
Eres para mí una dulce melodía cuando escucho tu risa, cuando escucho tu voz decirme “estoy aquí, no tengas miedo, estoy contigo”…
Y si después de esto, todavía me preguntas que por qué te quiero, es que no sientes lo mismo que yo.
Pero si resumiera esto en una sola frase…
“Sé que eres Tú”.

                
                                                Sandra Woo.
 

lunes, 28 de febrero de 2011

¡Siente!


Dibuja, lo que exprese tu mente.
Canta, lo que sienta tu corazón.
Respira, cuando tengas aire.
Juega cuando te llegue la suerte.
Sonríe ante tu enemigo.
Grita, después explota.
Ríe cuando llores.
Camina despacio y firme.
Observa, después actúa.
Prueba, cuando estés seguro.
Siente cuando la razón te lo permita.
Acaricia, cuando transmitas cariño.
Susurra cuando estés cerca.
Besa lentamente.
Abraza con el corazón.
Quiere, con el corazón.
Ama, cuando lo sientas.

Después podré mirarlo fijamente a los ojos,
cuando mi corazón siente lo que mi boca calla.
Y mi boca hablará lo que refleje de tu alma…

                                                                          Sandra Woo.

sábado, 19 de febrero de 2011

La mano de la inseguridad.

Empezó diciéndole lo bonita que es,
después que la quería como amigo, mientras que él tenía novia.
Cuando pasó un tiempo le dijo que le gustaba mucho hablar
con ella porque lo entendía y se desahogaba.
Tras varias conversaciones, vino el primer y consentido beso…
Él vio que le funcionaba bien, y empezaron a quedar para irse juntos
a la salida, después casualmente coincidían también en la entrada.
Después del primero vino el segundo, y el tercero, y el cuarto…
Le dijo que dejaría a su novia, y lo hizo, la dejó por ella.
Hizo que borrara su identidad de cualquier red social,
porque eso podría traerle problemas a él, o que la gente
hablara demasiado… Desde mi punto de vista es que no es
capaz de enfrentarse y dar la cara a lo que le viniera,
y prefirió ocultarse…
Con el tiempo empezaron a congeniar más, cada día era más pasional
y se sentían más cómplices el uno con el otro.
Al cabo de poco tiempo dieron la noticia oficial de que estaban saliendo juntos. Los compañeros los miraban, no entendían cómo habían llegado
Hasta ahí en tan poco tiempo.
En menos tiempo todavía, empezaron a medio convivir juntos, e incluso
se conocieron más íntimamente. Ya era más lujuria que amor, pero sí,
pensaban que se querían.
Al principio todo iba bien, la trataba como a una princesa, le hacía
creer que él podía bajarle la luna, y le regalaba una fabricada con cartón.
Después la ilusionaba diciéndole que era la única para él y la mejor de todas,
que estaban hechos para estar toda su vida juntos, y ella se ilusionó.
Aparentemente todo iba bien, compartían cama, piso, incluso coche.
Ella pensaba que él le estaba proporcionando todo lo que ella necesitaba,
y más, ella se creía la reina, pero SU reina.
¿Celos? No lo sé, no los he visto. ¿Posesión? Absoluta.
-Eres la única en mi vida, nunca he conocido a nadie como tú,
pero eres MÍA, SÓLO MÍA-.
Pueden parecer palabras de enamorados, pero no, son palabras de alguien
que es inseguro, desconfiado, y que no se fía ni de su propia sombra.
No sé las experiencias que haya vivido antes, pero sí sé, que de los palos,
se aprende, y de las malas experiencias también, para evitarlas en un futuro.
Primero vino el primer golpe, no pasa nada es de broma…
Después sus propios fallos eran por culpa de ella No te callas, ¿no?, que niña más tonta, que idiota eres-.
Esas palabras eran acompañadas por una respuesta de ella diciendo:
-Y tú eres una maricona que me pegas-.
Y unas sonrisas porque se creía que podía con él, pero entonces le puso
la mano encima, y ella calló. Eso es ante los ojos de la gente, fuera puede ser peor… ¿Y la solución? Después de culparte de mis fallos, te doy unos besos para seguir dominándote. Y ella lo consentía…
Día tras día, manipulada, influenciada, y poco a poco llenándose de ira
y sin poder soltarla ante quien de verdad tiene la culpa.
Un hombre que se supone que es tu compañero sentimental, no te insulta
y después te quiere, te quiere y después te pregunta qué te molesta de él
para no hacerlo más.
Te regala sonrisas y besos, y sin pedirte a penas nada a cambio, sólo que lo quieras. No te cubre de moratones, te cubre de besos y te hace sentirte una reina con zapatos de cristal, y son reales.
No consientas eso, nadie tiene autoridad sobre ti, mas que Dios y tus padres. No consientas que te insulte, porque si te insulta te está faltando al respeto, si te pega es que te usa como su juguete.
No somos objetos, somos personas, merecemos un respeto mínimo como tales que somos.
Tú si eres una princesa y una estrella con luz propia, no dejes que una bestia insegura de sí mismo, se apodere de tu luz y la absorba por completo con su oscuridad.
¡VALES MUCHO MÁS QUE ESO!
No pienses que te quiere y no tengas miedo a quedarte sola, no lo estarás, porque siempre vas a tener una mano que te sustente, creo que es mejor idea que una mano que esté por encima de ti haciéndote daño.








                                             Sandra Woo.

sábado, 12 de febrero de 2011

Los siete latidos de mi corazón


En el silencio de la fría noche, te susurraré bajito, muy bajito:
-Shh, escucha los latidos de mi corazón, cada uno de ellos expresa un sentimiento-.

El primer sentimiento es alegría, porque estás a mi lado.
El segundo, tristeza al pensar que este momento no se prolongará por mucho tiempo…
El tercero es un sin sentido, un ritmo sonoro, pero de pausa entre sentimiento y sentimiento.
El cuarto latido, expresa cariño, lo que siento con cada una de tus caricias.
El quinto expresa confianza, confío ciegamente en ti cada vez que te miro a los ojos…
El sexto expresa la pasión, la pasión que siento por ti cuando me vistes de dulces y cálidos besos…
Y séptimo latido… El séptimo es el latido del amor… El que grita lo enamorada que estoy de ti, y el mismo que hace que te duermas entre mis brazos escuchándolo…
El mismo latido que me dice que por lo que siente y lo que expresa, siempre, o hasta que dejes de quererme, te amaré con todas mis fuerzas, con toda mi alma, y con todo mi corazón…

-Shh! No hables, sólo escucha los latidos de mi corazón… Creo que quieren expresarte algo…-.






                                                                 Sandra Woo.

¿Paciencia?


Paciencia… Sutil palabra que solemos escuchar en momentos de anhelos.
Cuando quieres comprarte algo, pero no hay en la tienda y lo encargas, y escuchas: -dentro de un par de días lo tienes aquí-.
Has esperado tanto para comprártelo y ahora no hay, y tienes que esperar un par de días más, ¿qué haces hasta entonces? ESPERAR y tener PACIENCIA, también puedes centrarte en otra cosa e intentar evitar pensar, por un rato, en aquello que quieres tener ya.
Después está el típico caso: -Mamá, ¿cuándo vamos a ir a ver a la abuela?-.
En este caso es la abuela, en el vuestro puede que sea la tía, prima, o cualquier persona a la que le tengáis el suficiente cariño y afecto, como para estar impaciente por verlo.
La respuesta de tu madre: -El lunes vamos-.
Llegado el lunes: -Mamá, ¿a qué hora vamos a ir a ver a la abuela?-,
-No lo sé, después de la siesta vamos a verla-.
Son ya las 16:30 de la tarde y tus padres aún no se han levantado de la siesta.
Tras un rato en el ordenador, sin que haya nadie interesante en el msn ni en tuenti, decides ir a buscar a tu madre, puesto que ya son las 18:30 de la tarde, y tu madre ya se ha decidido a levantarse.
-Mamá, ¿me visto ya pa’ ir a ver a la abuela?-.
-Ay! No me des la brasa, ahora cuando se levante tu padre vamos y si no pues ya vamos el próximo lunes-.
Las 21:30 de la noche.
–Mamá, ¿qué vas a hacer de cenar?-.
-Ay déjame en paz un ratito, ahora haré algo de cenar, tranquilízate un ratito-.
Después de que no has podido hacer planes, ni salir porque “supuestamente ibais a ver a la abuela, has tenido paciencia, ¿y para qué?, para NADA!
Otro caso, llega el sábado, y el chico que te gusta sólo lo ves en clase, estás deseando que llegue el lunes, a pesar de que tienes clase, y a pesar de que el fin de semana lo pasas con tus amigos. ¿Qué haces?, escuchas la voz dentro de ti misma que te dice:
-Ten paciencia y no lo pienses más, que ya llegará el lunes-.
Después, si me pongo en el peor de los casos, has conocido a un chico o a una chica, y sabes que es la persona de tu vida, lo sabes. O por lo menos, de momento, tienes esa idea… Sabes que llegará el día en que esté contigo, por su comportamiento, porque Dios te lo ha prometido, o porque sencillamente sabes como él es contigo, y te ha demostrado que eso va a ocurrir.
¿Y qué tienes que hacer? Tener PACIENCIA
¿De dónde se saca?, ¿cómo se tiene?, ¿en qué se piensa para poder ser paciente?
La verdad, soy de las personas más impacientes que podáis conocer, y me cuesta la propia vida tener paciencia y ser paciente, pero lo que sí os puedo decir es una cosa, que al día de hoy he aprendido mediante la experiencia empírica, que por si alguno no sabe qué es, es la experiencia que se comprueba por uno mismo.
Así que lo que he comprobado empíricamente, es que cuando esperas a las cosas que están por venir, siempre se colocarán en el momento justo y en el lugar adecuado, y no más hacia delante ni más hacia detrás, sino en el momento exacto de tu vida. 
De modo que os animo a que no sigáis mi ejemplo de ser impacientes, pero si sigáis el de intentar tener paciencia, y si no la encontráis, intentad buscarla hasta debajo de las piedras si hace falta, porque os hará falta…


                                                                                                                       Sandra Woo.